Su origen se remonta al periodo nazarí, como espacio abierto ligado a una de las puertas principales de la ciudad: la Bab al-Ramla o Puerta del Arenal, que comunicaba con el arrabal del mismo nombre. Tal espacio debió jugar un papel importante, por su proximidad tanto a la mezquita mayor como al núcleo mismo mercantil y de abasto de la medina, con el Zacatín, la Alcaicería, y las primitivas carnicerías y pescaderías, que estuvieron entre las actuales calles Príncipe y Salamanca.
Aquel recinto sería pequeño para las normas y formas de vida de los conquistadores castellanos. Por su excelente ubicación y sus posibilidades de ampliación fue objeto de reformas poco después de las capitulaciones de la ciudad, que se iniciaron en torno a 1495, cuando se habla de la plaza nueva de Bibarrambla.
Fuente: ideal.es